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Belleza y estética, ¿es lo mismo?.
En muchas ocasiones, utilizamos las palabras belleza y estética de forma indistinta, como si estas fuesen sinónimos; y es que dependiendo del contexto, pueden llegar a serlo, pero cuentan con ciertas diferencias que hacen que estos términos sean bastante diferentes, tal como veremos a continuación.
Para empezar, vamos a definir estos dos vocablos y veremos en qué puntos radica la diferencia entre ambos.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de belleza?
Todos tenemos muy claro qué cosas son bellas y cuáles no. Seguramente, si os muestro una foto de alguien, podríais decirme al instante si consideráis que esa persona es bella o si, por el contrario, carece totalmente de belleza. Pero esta concepción de algo bello no es igual para ti que para mí, o
¿Nunca has hablado con alguien que cree que determinada persona, obra de arte o incluso un edificio es bello, mientras que tu piensas que no lo es?
De esta forma podemos entender a qué nos referimos cuando hablamos de belleza. Se trata de una forma subjetiva de identificar el atractivo de algo en concreto, podemos hablar, en este caso, de arte, de personas, animales, edificios o cualquier cosa que pueda ser considerada bella.
Y como se trata de un sentimiento personal subjetivo, este puede cambiar con el paso del tiempo. Algo o alguien que te parecía bello puede, más tarde, no parecértelo, y viceversa.
La estética, la parte más objetiva de la ecuación
Por otro lado, la estética es un concepto más objetivo, se refiere a aquellos criterios que determinan qué es bello y qué no, son los tan odiados y criticados cánones, parámetros y estándares de belleza establecidos.
La estética es considerada una disciplina que estudia el fenómeno denominado belleza.
Entonces, podemos entender la diferencia entre belleza y estética de una forma simple sabiendo que la primera es algo subjetivo y la segunda algo objetivo. La estética, como he comentado, marca las características que debe cumplir algo concreto para poder ser considerado como bello de forma global, pero tú, como persona individual, puedes estar de acuerdo o no estarlo con que dicho objeto sea bello.
No sé si me estoy explicando. Voy a poneros un ejemplo para que pueda entenderse más fácilmente. Según los estereotipos actuales, una mujer es considerada bella si cumple ciertos cánones, tales como la delgadez, tener el pecho grande y las caderas anchas, los labios gruesos y los pómulos marcados. Entonces, si tenemos en cuenta la estética, las mujeres que tengan esas características en concreto, son bellas.
Pero cualquier persona que no cumpla esas peculiaridades puede ser considerada bella por otro individuo, a pesar de que sus características sean distintas a lo que la estética actual dice. ¡He aquí lo que significa belleza!
Diferente forma de entender la estética y la belleza a lo largo de la historia
Tanto los estándares que fijan el significado de estética, como lo que cada persona puede considerar como bello, puede cambiar a lo largo del tiempo.
En el Antiguo Egipto, se consideraba que eran estéticos únicamente aquellos cuerpos que estaban armónicamente proporcionados, las mujeres delgadas, con pechos pequeños y amplias caderas. También podemos incluir dentro de esta forma de entender la belleza todos aquellos atuendos y complementos que la gente utiliza para verse mejor. En la época del Antiguo Egipto se incluía en esta definición el uso de joyas y, por supuesto, la higiene personal.
En la Antigua Grecia, se encontró una conexión entre las matemáticas y la estética, se consideraban bellos, en términos generales, aquellos cuerpos simétricos que cumplían las proporciones áureas.
En la Edad Media, época donde el cristianismo se encontraba en auge, los cánones estaban fijados en base a la creación divina y todo aquello que moldeaba estas características, como el maquillaje o determinadas indumentarias, estaba en contra de la estética.
En contraposición, la llegada del Barroco marcó una época estética muy pomposa tanto en la vestimenta como en el maquillaje, la peluquería y las características físicas de las personas.
En el siglo XX podemos identificar diferentes estándares de belleza nada similares unos con otros, dando paso a un siglo XXI donde se lucha por acabar con estos cánones implantados, a nivel general, en la sociedad.
¿Quién determina qué es bello y qué no? ¿Quién puede decirnos que no entramos dentro de los parámetros y, por tanto, no podemos ser considerados bellos?
Debemos focalizarnos en el término belleza y entender que cada persona, con sus peculiaridades, puede ser considerada bella. De este modo, terminaremos con todo tipo de discriminaciones y seremos capaces de vivir en armonía.
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