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Hay muchas opiniones encontradas sobre consumir leche de vaca o no. Algunos plantean que, si dejamos de tomarla, mejorará nuestra salud y cuidaremos el planeta. Otros aseguran que la leche de vaca aporta una enorme cantidad de calcio, proteínas y minerales beneficiosos para el organismo.
Pero, ¿A quién debemos creerle?
En esta oportunidad, les comparto la realidad de consumir leche de vaca. Continúa leyendo y descubre si este alimento es bueno o no para ti.
¿Es sano consumir leche de vaca?
Comencemos por el principio, es innegable, que la leche es una de las joyas más preciadas de la naturaleza. Este regalo orgánico, contiene los nutrientes necesarios para el desarrollo y crecimiento de los más pequeños.
Sin embargo, los lactantes no son los únicos que requieren su valor nutricional, los adolescentes, jóvenes y personas en edad adulta, también pueden aprovechar el aporte de calcio, proteínas y lípidos de esta bebida y sus derivados.
De hecho, muchos nutricionistas indican que se trata de un alimento base que debemos incluir de forma equilibrada en nuestra dieta, salvo alérgicos o intolerantes a la lactosa claro.
Beneficios de consumir leche de vaca
Consumir leche de vaca de forma regular nos permite disfrutar los beneficios que ofrece su elevado valor biológico.
1. Fortalece el desarrollo óseo y dental
La leche es una fuente natural de calcio, este mineral se encarga de la formación de la estructura dental y esquelética de nuestro cuerpo, especialmente durante en la infancia. En los adultos ayuda a prevenir la osteoporosis y la pérdida del esmalte en los dientes.
2. Aporta aminoácidos esenciales
Este alimento de origen animal contiene aminoácidos esenciales, entre ellos, la lisina que contribuye a la correcta absorción del calcio, la leucina que favorece el desarrollo de los tejidos conectivos y la isoleucina, indispensable para los procesos metabólicos del organismo.
3. Promueve la salud visual
Su riqueza en vitamina A, beneficia las funciones visuales y las protege de la degradación ocasionada por los radicales libres. Además, esta vitamina liposoluble refuerza la respuesta inmunológica frente a los virus y bacterias.
4. Regula el tránsito intestinal
La fibra orgánica y los oligosacáridos de la leche, fomentan el equilibrio de la microbiota presente en el sistema gastrointestinal y disminuyen los síntomas del estreñimiento. Sobre todo, si se consume en yogures enriquecidos con semillas y frutos.
¿Leche entera, desnatada o semi- desnatada?
Hasta aquí todo parece perfecto, pero ¿Qué hay del enorme contenido en grasas de la leche?
La leche desnatada, se considera la más saludable porque está libre de lípidos. Aunque la ciencia prefiere el consumo de leche entera, ya que sus ácidos grasos ayudan a controlar los niveles de colesterol.
El detalle es que, esta última, no es recomendable para las personas obesas o con hipercolesterolemia, mientras que la desnatada sí.
Si queréis cuidar tu figura lo ideal es que escojáis desnatada o semi, de esta manera reducirás la ingesta de calorías y al mismo tiempo aprovecharás todas las bondades de consumir leche de vaca.
¿Qué cantidad de leche debo tomar?
Se recomienda consumir leche de vaca pasteurizada, así reducimos los riesgos que conllevan las bacterias y microorganismos presentes en la leche fresca sin ningún tipo de tratamiento.
La pirámide de la SENC (Sociedad Española de Nutrición Comunitaria) señala que la porción adecuada de productos lácteos es de dos a cuatro al día.
- Los niños entre uno a seis años y hombres mayores de 65 años, deben ingerir dos y tres porciones diarias.
- Para los escolares, embarazadas, adolescentes y jóvenes, se indican tres o cuatro.
Alternativas para los veganos e intolerantes a la lactosa
La leche es la principal fuente de calcio que existe. Pero, hay personas a las que no les gusta el sabor de la leche, el queso y el yogur. Otros son alérgicos, intolerantes a la lactosa, o veganos. Para ellos hay muchas otras alternativas:
Semillas de sésamo: 15 a 20 gramos aportan 35 mg de calcio.
Brócoli: por cada ración de brócoli, de 200-250 gramos, obtienes 209 mg de calcio.
Coles de Bruselas: 200 gramos de coles de bruselas corresponden a 70 mg de calcio.
Espinacas y acelgas: son muy ricas en calcio. Por ejemplo, 300 g de espinacas crudas contiene 280 mg de calcio.
Tofu: se prepara con leche de soja, la cual puede aportar unos 178 miligramos de calcio.
Garbanzos: un plato de garbanzos cocidos proporciona 120 mg de calcio aproximadamente.
Frutos secos: la mayoría de los frutos secos (avellanas, nueces y almendras) también contienen mucho calcio. Un puñado de almendras (15-20 gramos) proporciona 42 mg de calcio.
Alubias blancas: las legumbres en general son una buena fuente de minerales y proteínas. En este caso, les hablo de las alubias blancas porque una ración de 180 gramos aporta 129 miligramos de calcio.
Sardinas: las sardinas enlatadas están enriquecidas con calcio. Una lata de 25 gramos incluye un aproximado de 122 mg de este mineral. Es importante resaltar que, para obtener el calcio de las sardinas en lata, debéis consumir las espinas.
Higos secos: cinco unidades de higos secos proporcionan 120 mg de calcio.
Leches vegetales: las leches o bebidas vegetales como la de almendra, coco, soja y avena, también son una opción saludable para los veganos y los alérgicos a la lactosa.
¿Consumes leche regularmente? Recuerda balancear tu alimentación con productos naturales y realizar actividad física para mantenerte saludable.
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