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¿Utilizas ácidos para la piel? El cuidado de la piel es imprescindible para que esta luzca bonita y luminosa sea cual sea la época del año. Por eso en más de un post he hecho hincapié en la importancia de seguir una correcta rutina de limpieza y cuidado facial.
Además de los procesos a seguir, los productos que se utilizan son claves para conseguir los resultados esperados. Y uno de los ingredientes que se han convertido en imprescindibles en los cosméticos que usamos a diario son los ácidos, ya que dada su composición son capaces de penetrar profundamente en la piel, consiguiendo resultados de manera más rápida, eficaz y duradera.
A continuación, os cuento cuáles son algunos de estos ácidos y qué función tienen en el tratamiento de la piel.
Los 13 ácidos beneficiosos para la piel que debes tener en cuenta
Ácido ascórbico:
Se conoce generalmente como vitamina C y ofrece a la piel beneficios tales como luminosidad y unificación del tono de la piel. Esto es debido a que el ácido ascórbico es un agente antioxidante capaz de aumentar la síntesis de colágeno, de paralizar el deterioro provocado por los radicales libres y disminuir la hiperpigmentación de la piel.
Ácido azelaico:
El ácido azelaico es un compuesto capaz de disminuir la concentración de las bacterias que se pueden acumular en la piel del rostro, disminuyendo de este modo notoriamente las probabilidades de que aparezcan molestias como granos o irritación. Cabe destacar que este producto es sumamente beneficioso, dada su actividad, para acabar con el acné y la rosácea.
Ácido cítrico:
Elaborado, como su propio nombre indica, a partir de frutas cítricas, este ácido cuenta con un potente efecto exfoliante, aunque este depende directamente de la concentración en la que se encuentre este ingrediente dentro del cosmético en cuestión.
Otras funciones del ácido cítrico son la neutralización de los niveles de pH y la unificación de la textura de la piel.
Ácido dioico:
Ideal para pieles maduras o aquellas que pasan la barrera de los 25 años, ya que la función principal del ácido dioico es la de reducir la producción de melanina de la piel, evitando que aparezcan manchas.
Ácido ferúlico:
Se trata de un agente antioxidante capaz de captar los radicales libres, consiguiendo reforzar la piel y protegerla frente a la acción de los rayos UV y sus posibles consecuencias, como el envejecimiento prematuro, las manchas o la sequedad cutánea.
Ácido glicólico:
Pertenece a la familia de los alfa hidroxiácidos (AHA) y es uno de los componentes de estas características más conocidos. Y no es para menos, ya que es capaz de penetrar hasta las capas más internas de la piel, combatiendo de raíz afecciones tales como granos, arrugas, cicatrices o manchas.
Además, el ácido glicólico también potencia la producción natural de colágeno y elastina y ayuda a que la piel se mantenga hidratada. ¿Se le puede pedir más a un ingrediente de estas características?
Ácido hialurónico:
Puede que sea el ácido hialurónico más reconocido de todo el listado, se trata de un componente que encontramos en nuestra piel de manera natural pero que con el paso de los años, empieza a desaparecer, haciendo que la piel pierda volumen y firmeza y comiencen a aparecer los primeros signos de la edad.
Por esta razón, su uso ayuda a mantener la firmeza y elasticidad del rostro, evitando la aparición de arrugas y otras marcas. Además, ofrece una hidratación profunda.
Ácido láctico:
Es otro de los ácidos que se encuentra de forma natural en nuestro organismo y se utiliza como ingrediente secundario en algunos productos cosméticos con el fin de regular el pH. Además, en aquellos productos en los que es un componente principal, el ácido láctico actúa a modo de exfoliante químico, eliminando las impurezas, disminuyendo el tamaño de los poros y unificando el tono de la piel.
Ácido málico:
Este ácido, elaborado a base de ácidos de manzana, tiene numerosas funciones cuando se trata de cuidar la piel. En primer lugar, mantiene la hidratación perfecta del rostro, pero también regula el pH, disminuye las arrugas y líneas de expresión, unifica el tono de la piel e incentiva las funciones de otros ácidos.
Ácido mandélico:
Su función principal es la de remodelar el tamaño y la estructura de los poros, pero además, en combinación con otros ácidos, se incrementan los resultados exfoliantes de estos.
Ácido retinoico:
Se trata de un derivado de la vitamina A (retinol), cuya labor principal es estimular la producción natural de colágeno y ácido hialurónico, consiguiendo evitar la aparición de arrugas, disminuyendo el tamaño de los poros y aclarando las manchas. Es decir, el ácido retinoico es capaz de mantener el tono de la piel unificado y que esta luzca tersa y cuidada.
Ácido salicílico:
El ácido salicílico es capaz de penetrar de manera profunda en los poros y eliminar la suciedad, limitando a su vez el exceso de grasa. Además, es un ingrediente antibacteriano, antiinflamatorio y antiséptico, por lo que es capaz de conseguir estos resultados sin enrojecer la piel.
Ácido tartárico:
Es uno de los ácidos más desconocidos, pero sin duda tienes que saber que su función principal es la de acabar con el melasma, despigmentando las manchas cutáneas. Además, también es efectivo en pieles acneicas.
Como siempre os comento, antes de comenzar a utilizar un producto cosmético con el fin de tratar una afección cutánea concreta, lo mejor es que consultéis a un profesional, ya que los efectos dependen sobre todo de cada tipo de piel.
¿Sabías de la existencia de estos ácidos beneficiosos para la piel? ¿Conoces algún otro que debería estar incluido en el listado?
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