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Vitaminas, ¿sí o no?.
Hoy en día, es muy común encontrarse a gente que toma suplementos alimenticios que combinan con su dieta habitual.
Pero, ¿es necesario su consumo? ¿Puede llegar a ser perjudicial?
Si estás pensando comenzar a tomar algún tipo de multivitamínico o, simplemente, vitaminas concretas, es necesario que conozcas sus posibles efectos.
¿Cuándo no usar un suplemento de vitaminas?
Se tiene la idea preconcebida de que el consumo de determinadas vitaminas a modo de suplemento nos aportan mayor energía para nuestro día a día. Pero, en ocasiones no conseguimos los beneficios que imaginábamos que íbamos a alcanzar. Y es que este tipo de vitaminas no está indicado para todo el mundo. Si mantienes una dieta equilibrada y no tienes déficit de ningún tipo de vitamina no debes consumirlo ya que, un exceso de las mismas puede conllevar consecuencias negativas para tu organismo, tal como veremos más adelante.
Teniendo esto en cuenta, su consumo está destinado a personas que tienen carencias de algún tipo de vitamina, que no se alimenten de forma correcta, o bien que se encuentren en un momento determinado en el que su cuerpo necesita un extra, como puede ser durante el embarazo.
Vitaminas comunes y síntomas de un consumo excesivo
Por lo general, una dieta rica en frutas, verduras, carnes, lácteos y cereales, entre otros alimentos, suele aportar al cuerpo humano la cantidad necesaria de vitaminas. Las más necesarias y más comunes en algunos alimentos son las siguientes:
- Vitamina A: podemos encontrarla en alimentos como las zanahorias, las lechugas iceberg o los mangos. Tiene efecto antioxidante, ayuda a fortalecer las defensas y es necesaria para mantener los huesos y la piel en perfecto estado.
Un exceso de esta vitamina puede provocar vómitos, así como dolor de cabeza, de músculos y visión borrosa. La dosis recomendable, por día, es de 700 mg.
- Vitamina B3: integrada en alimentos como las legumbres, la levadura, la carne o el pescado azul, como el salmón y el atún, entre otros. Es necesaria para conseguir la energía necesaria para el día a día, así como para mantener la piel en buen estado y conseguir un correcto equilibrio del sistema nervioso.
Un consumo excesivo de vitamina B3 puede llegar a causar daño hepático, una úlcera péptica o incrementar el nivel de glucosa, problemas de salud bastante serios. La cantidad aconsejada de consumo diario se encuentra en 15 miligramos.
- Vitamina B6: de nuevo, el atún y el salmón son dos de los alimentos que contienen vitamina B6 en su composición, así como la carne de vacuno y de cerdo o el aguacate. Esta sustancia es básica para la formación de glóbulos rojos, por lo que es necesario mantener unos niveles adecuados de la misma, siendo la cantidad recomendable al día de 1,5 miligramos.
- Vitamina C: incluida en determinados cítricos, como la naranja, así como en sus zumos, y en otras frutas y verduras como el kiwi, la fresa, el brócoli o los tomates. Esta vitamina es necesaria para la formación de colágeno y para que se lleve a cabo, de forma correcta, la cicatrización de heridas. Además, ayuda a estimular las defensas.
Un exceso de la misma puede provocar problemas gastrointestinales como náuseas, acidez estomacal o diarrea, así como ciertos problemas renales. Para evitar que esto suceda, el consumo recomendable de vitamina C se limita a 90 mg por día.
- Vitamina D: podemos encontrarla en el queso, la yema de los huevos y ciertos pescados grasos como las sardinas. Ayuda a absorber y aprovechar de forma correcta el calcio, por lo que gracias al consumo de vitamina D podemos lucir unos dientes sanos y fuertes, así como disfrutar de unos huesos en perfectas condiciones.
El exceso de esta vitamina puede provocar vómitos, piedras en el riñón y debilidad corporal. Para evitarlo, el consumo recomendado se encuentra en 20 miligramos al día.
- Vitamina E: se encuentra en aceites vegetales, aquellas hortalizas de hoja verde y determinados frutos secos como los cacahuetes, las almendras y las avellanas. Interviene en la formación de glóbulos rojos y tiene efecto antioxidante, por lo que un consumo moderado de vitamina E es necesario para el organismo, en torno a 15 mg al día se recomienda.
Una ingesta excesiva puede obstaculizar las funciones de otras vitaminas y terminar causando hemorragias.
- Vitamina K: incluida dentro de la composición de hortalizas de hojas verdes como la escarola, la espinaca o el brócoli, y en otros alimentos como el queso, los huevos o las carnes magras. Ayuda en los procesos de coagulación de la sangre.
Un consumo excesivo de la misma, siempre que sea de forma natural, no genera ningún riesgo; mientras que si se supera la cantidad recomendada de 90 miligramos al día en sus versiones sintéticas puede llegar a provocar anemia.
Por lo tanto, solo en aquellos casos en los que no ingiramos la cantidad necesaria de algún tipo de vitamina, la respuesta a la cuestión planteada en este post es sí, en el resto de casos, como hemos visto, no es necesario su consumo.
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