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Existen muchísimas dietas de moda, pero en los últimos meses he escuchado de los excelentes beneficios de la alimentación en crudo.
Esta nueva modalidad propone ingerir diversos alimentos sin cocinarlos. Surgió con la idea de minimizar la ingesta de alimentos procesados, e invitar a un estilo de vida mucho más natural.
Por supuesto, no podía dejar de investigar acerca de esta novedosa forma de comer. Así que me puse manos a la obra y en este post os traigo los resultados de mi investigación.
Alimentación en crudo ¿Qué es?
La alimentación en crudo, también se le conoce como raw food, crudivorismo, crudismo o alimentación crudista. Esta dieta se basa en consumir alimentos sin cocinar o procesar.
Sus creadores y seguidores, aseguran que el calor acaba con las propiedades de los alimentos. Es decir, degrada los nutrientes y desaparece los microorganismos beneficiosos. Además, sugieren que la comida cocida no es bien digerida, por lo tanto, el organismo no absorbe bien las vitaminas, proteínas y minerales.
No todas las personas adeptas a este tipo de alimentación cruda son veganas. De hecho, los menos estrictos, incluyen: huevos, pescado crudo, huevas de pescado, carne cruda y productos lácteos fermentados, pero no tratados con calor.
¿Por qué es negativo cocinar los alimentos?
Según los crudívoros, aplicar calor a los alimentos trae una serie de inconvenientes:
Degradación de los nutrientes con el calor
Hay vitaminas y minerales que se deterioran con las altas temperaturas. Sin embargo, eso no sucede con todas.
Los micronutrientes más sensibles al calor son la vitamina C, el ácido fólico o vitamina B9, la tiamina, la riboflavina y el retinol. Aunque, esto no significa que son eliminados instantáneamente cuando calentamos un alimento.
Por ejemplo, unas verduras salteadas en mantequilla conservan el 85% de vitamina C, y el 90% de vitamina A, por lo tanto, las pérdidas no son excesivas.
Además, la cantidad de vitaminas que pierden los alimentos durante la cocción, depende de varios factores, como la temperatura y el tiempo de calentamiento.
Pérdida de las enzimas
La alimentación cruda indica que las altas temperaturas deterioran las enzimas naturales de la comida. Para los seguidores del crudismo, esto repercute en la digestión, puesto que esas enzimas se necesitan para la correcta absorción de los nutrientes.
Diferentes estudios han demostrado que esta teoría no es tan estricta, ya que la mayor parte de las enzimas que ingerimos con los alimentos crudos, es destruida durante el proceso digestivo.
Por otra parte, nuestro organismo es capaz de producir sus propias enzimas para digerir la comida, la pepsina segregada por el estómago y la amilasa presente en la saliva y el páncreas.
Desarrollo de compuestos negativos
Se dice que algunos métodos de cocción pueden provocar el desarrollo de compuestos tóxicos que causan enfermedades.
Este punto es cierto, especialmente cuando cocinamos los alimentos fritos, ya que el estado y tipo aceite, los grados de temperatura y el producto en sí, pueden generar: ácidos grasos trans, acroléina y otras sustancias dañinas derivadas de la oxidación de las grasas.
La ciencia y la alimentación en crudo
La evidencia científica expone diferentes motivos por los cuales una alimentación en crudo puede ocasionar problemas de salud. Los principales son:
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- Algunos alimentos crudos son tóxicos.
- Como los alimentos no se someten a un tratamiento de calor, especialmente los de origen animal, existe la posibilidad de contraer enfermedades por parásitos, virus y/o bacterias.
- Puede ser una dieta nutricionalmente incompleta.
- El consumo de fibra en esta dieta es excesivo, lo que conlleva a un desequilibrio del sistema gastrointestinal.
Beneficios de la alimentación en crudo
Es cierto que la alimentación en crudo se inclina por lo natural. A pesar de ello, no se considera una dieta balanceada, puesto que plantea algunos riesgos, sobre todo por el consumo de carnes y pescados crudos.
Una buena alternativa es combinar ambos tipos de nutrición. Por ejemplo, podéis cocinar los productos de origen animal e incluir frutas y vegetales crudos.
Estos últimos aportan vitaminas, sales minerales y oligoelementos que ayudan a:
- Prevenir el envejecimiento prematuro
- Regular el ritmo intestinal
- Mantener la energía y la vitalidad durante todo el día
- Conservar el equilibrio electrolítico del cuerpo
Alimentos para comer crudos
Vegetales: la mayoría puede consumirse crudos, las acelgas, espinacas, calabacines, tomates, zanahorias, col… Contribuyen a controlar los niveles de colesterol, protegiendo la salud cardiovascular entre muchos otros beneficios. Incluso vegetales como el brócoli o la coliflor, por lo general sometidas a calor pueden consumirse crudas sin problema.
Betabel: aporta ácido fólico, vitaminas A y C, y minerales como magnesio y potasio. Para aprovechar sus bondades hay que comerlo crudo, en ensaladas o snacks.
Ajo, cebolla y champiñones: saben deliciosos solos o combinados. Gracias a su alto valor en selenio fortalecen el corazón y contribuyen a controlar la presión arterial.
Pimientos rojos: presentan una elevada cantidad de vitamina C que favorece el funcionamiento del sistema inmune.
Frutas: todas las frutas pueden consumirse sin pasar por algún método de cocción, de hecho es innecesario. Piña, uvas, fresas, arándanos, frambuesas y aguacates. Estas últimas son grandes fuentes de antioxidantes.
Avena: es una fuente de proteína y fibra natural. Su consumo en crudo es ideal para mejorar la digestión y prevenir el estreñimiento. Os aconsejo comerla en el desayuno. Puede ser como cereal o remojada en agua o bebida vegetal junto a fruta y alguna grasa buena como almendras o nueces.
¿Qué os parece la alimentación en crudo? Espero vuestros comentarios.
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